lunes, 13 de junio de 2016

Lo que esconde la masacre de Orlando: homofobia normalizada y acceso demasiado fácil a las armas

Ayer, un hombre entraba en un club gay de Orlando, en Estados Unidos, y comenzaba a disparar a los allí presentes. Han muerto 50 personas. Es la peor matanza en Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001.
Podría pasar por otra de esas masacres que de vez en cuando se producen en dicho país de no ser por una cosa: el asesino es musulmán. Esto ya pasa a mayores y se convierte en un atentado. Y al parecer ha sido reivindicado por Estado Islámico.
Al momento de escribir estas líneas no ha trascendido la vinculación del asesino con el yihadismo, más allá de sus creencias. Es cierto que parece ser que el FBI lo estuvo investigando por temas relacionados con terrorismo. Aún así, el asesino pudo comprar legalmente las armas de la masacre, de forma normal y barata.
Ese es el primer debate que no se aborda en Estados Unidos: el acceso a las armas. ¿Cómo puede un hombre que fue investigado por terrorismo, que tiene un pasado de maltratador y que mostraba signos de radicalidad, comprar como si nada armas? En Estados Unidos cada año se producen varias matanzas por armas de fuego. Desde 2009 no ha habido ningún año sin al menos una matanza. Y sin embargo no se quiere ver que la locura de las armas anda detrás de esas matanzas, igual que ahora en Orlando.
El otro aspecto que subyace de la masacre de Orlando es la homofobia, que sigue instalada en la sociedad. El asesino tenía, según su padre, un fuerte odio contra los homosexuales. De hecho, esta matanza más que ser un atentado al uso de integristas islámicos es un ataque a la comunidad LGTB. Pero a veces no es preciso matar para atacar. El estado de Florida, hasta ayer, prohibía las donaciones de sangre a los homosexuales. Y esto era algo normal. Homofobia institucional, homofobia normalizada. En España tenemos también ejemplos de homofobia normalizada en las palabras de cierto arzobispo, jaleadas y aplaudidas por sus feligreses, sobre los ataques del imperio gay. La única diferencia entre este arzobispo y un imán radical es que el arzobispo señala pero no hace un llamamiento a matar. Porque la sociedad no le deja.
Antes de que se me malinterprete diré que la culpa de la masacre la tiene el propio asesino y los que le han lavado la cabeza. Pero esta matanza también debe hacernos ver la homofobia latente de nuestra sociedad. Hoy lloramos a estas víctimas pero mañana un hashtag homófobo será trending topic en Twitter. Hoy lloramos pero mañana muchos aplaudirán a un arzobispo homófobo. Hoy lloramos pero mañana no protestaremos cuando nuestro país comercie con países que no respetan los derechos de la comunidad LGTB.

2 comentarios:

Matesa Bourio dijo...

Yo me lo temía, y hoy unas amigas me han mandado en whastapp un puñado de mensajes homódobos de twitter que se están propagando como la pólvora. Otra amiga ha denunciado varios a la policía, para que los remitiera a la fiscalía, y de momento se ha conseguido cerrar UNA cuenta. Una sola. Mientras tanto, un rapero fue condenado por decir "habría que poner una bomba en Televisión Española", lo que, lógicamente, significa que la programación de la tele pública es una ñorda. Además es rap, hombre! Yo trabajo en TVE y estoy completamente de acuerdo, una bomba simbólica la pondría yo misma.
Lamentablemente, una matanza como la de Orlando es el sueño de muchos "psicópatas caseros" que no llegan a actuar más allá de unos hashtag cobardes y violentísimos, con total impunidad.
Por otra parte, en EE.UU. hay una macabra afición a la caza del LGTB, ha habido muchos sucesos sangrientos en ese sentido, y no pocos con resultado de muerte. También suicidios de niños y jóvenes que no encuentran la comprensión que era de esperar en la época en el que ellos han nacido. Y qué decir de una "religión" como la mormona, en la que los más ultras (como aquel terrible ex aspirante a la candidatura republicana para la presidencia del país, Mitt Romney), además de manifestarse en contra de los homosexuales y de agredirles, invirtieron miles de millones de dólares en hacer prosperar la Proposición 8, la enmienda constitucional en California que anulaba la legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Una batalla que comenzó, creo, en 2007 hasta que, después de muchas vueltas, terminó bien y lo que se anuló, en 2013, fue la maldita proposición. Pero ocurrió en California, nada menos! Como tú bien dices, esta vez -y el ISIS o Daesh o Estado Islámico- ya lo ha reivindicado- ha sido un musulmán radicalizado el que ha cometido la barbaridad. Pero hay muchos más homófobos que no lo son en nombre de ninguna religión, sino que consideran la homosexualidad o la transexualidad como una "enfermedad", una "guarrada", una "aberración" o, simplemente, un "desorden social".
También aquí, en España, hay que oír de todo, y no solo a "autoridades" eclesiásticas o políticas, sino...al taxista, al amigo que de repente te sale con declaraciones que no esperabas de él, al profesor, al vecino. Recientemente he tenido que hacer callar a un taxista que dijo que qué clase de ayuntamiento s el de Madrid, que puso una pancarta del orgullo gay el día en que se celebraba. Le dije que por culpa de gente como él, que tendrá, como todos, a muchos homosexuales alrededor aunque no lo sepa, estos nunca se atreverán a mostrarse como son porque están aterrorizados de escuchar mensajes como los suyos, violentos, potentes, desagradables. Otro taxista, el día del orgullo, me dijo que había tenido mucha suerte porque llevaba todo el día "subiendo y bajando maricones del y al aeropuerto". También le mandé callar. ¿Es cuestión de educación, de sensibilidad? Si la mayoría hacemos visible que lo aberrante es ignorar o detestar las diferencias, si verbalizamos con soltura que todos somos "normales" y que los monstruos son los fóbicos, los odiadores, los maltratadores...probablemente empecemos a avergonzar a los propios "bichos" y también a los educadores y los políticos que no hacen lo suficiente como para normalizar la sociedad. Tenemos que ponernos "pesados"! Me ha gustado mucho tu entrada y...gracias por "ponerte pesado"!
Un saludín
Matesa

Kurtz dijo...

Sinceramente, yo al taxista le hubiera dicho que me dejase ahí mismo y le hubiera tirado el dinero a la tapicería.
En fin, poco más que añadir. La homofobia hay que erradicarla, como todas las fobias discriminatorias. Aún queda mucho camino pero hay que recorrerlo con ánimo y tesón.
Muchas gracias por tus palabras.
Un saludo.