domingo, 19 de febrero de 2012

Anatomía de un instante



El escritor Javier Cercas desgrana en este libro cada uno de los detalles que rodearon a la gestación y el desarrollo del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Con una precisión milimétrica, Cercas traslada al lector a la época, a aquella España de 1981, a aquella sociedad en la cual la democracia aún daba sus primeros pasos.
Aunque básicamente Anatomía de un instante es un ensayo y un análisis de aquel suceso histórico, en ocasiones el estilo de Cercas puede asemejar a un thriller novelesco. Eso sí, la forma en que lo cuenta Cercas es apasionante y engancha de principio a fin. Es un libro muy interesante para conocer los detalles de un de los sucesos más oscuros del actual período democrático de España.

2 comentarios:

Ana A dijo...

Resuélveme una duda si quieres ¿como queda el papel de su Majestad en este libro? porqué ese es el quid de la cuestión... ¿quién estropeó el Golpe? el otro extremo del quid...

Kurtz dijo...

En cuanto al rey, no se le acusa directamente de organizarlo, pero sí de haberlo "auspiciado" a través de su actitud. El rey estaba descontento con la pérdida de poder que tenía debido a la Constitución y al sistema político. Ello, unido a la situación social española (con atentados casi diarios de ETA cuyo objeto solían ser militares y guardias civiles) y a la falta de democracia en el país "provocó" que algunos militares, en especial el general Armada, "creyeran" que, en caso de golpe de Estado, el rey se pondría de su parte. Aún así, el autor expone algunas dudas, tales como que los conductores de los autobuses que llevaron a los guardias civiles al Congreso eran agentes del CESID.
En cuanto a quién estropeó el golpe de estado, hay varios factores. Uno de ellos fue que pocos generales de las regiones militares de España estaban dispuestos a mojarse. De hecho, se habla de que uno de ellos se fue de pesca ese día y pidió a su gente que no le molestase pasase lo que pasase. Otro se pasó todo el día durmiendo la mona. Tan solo los generales de Madrid y Valencia estaban dispuestos a apoyar el golpe. Precisamente, según el autor, el general de la región militar de Madrid llamó a La Zarzuela para preguntar si estaba allí el general Armada (lo que supondría que el rey apoyaba el golpe de Estado), pues sólo apoyaría el golpe si lo apoyaba el rey. Quien contestó a esa llamada fue Sabino Fernández Campo, quien dijo la famosa frase de "Ni está, ni se le espera". Entonces Fernández Campo dedujo que Armada era uno de los cabecillas del golpe y le dijo al rey, quien en ese momento estaba hablando con Armada, que le dijera al general que no fuese a La Zarzuela. En ese momento, fracasó el golpe, porque Armada no encontró forma de acudir al palacio, como era su primera intención.